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Programa

Instrumentos

Las líneas programáticas presentadas en el apartado dedicado a las funciones universitarias, que deben desarrollarse a partir de la riqueza de la comunidad de personas que constituye la Universidad, y siguiendo complementariamente las bases propuestas en el apartado dedicado a las Personas, requieren un conjunto de instrumentos, plataformas y espacios para su realización.

Algunas de estas necesidades han sido presentadas en secciones previas, al hilo de las reflexiones y propuestas planteadas. Ejemplos ilustrativos de ellas son las reflexiones realizadas sobre la Biblioteca Universitaria, el Instituto de Idiomas, o el Proyecto de centralización, simplificación y modernización de las aplicaciones informáticas.

En esta sección se incluyen reflexiones y planteamientos acerca de las necesidades que aún no han aparecido y, sobre todo, se realiza una visión conjunta y cohesionada de las mismas y las implicaciones reales que su puesta en práctica deben tener.

El conjunto ordenado y estructurado de estas herramientas debe permitir un modelo de gobierno cercano y democrático, que desarrolle una gestión global flexible, pero con adecuada eficacia y eficiencia. Deberá conseguir una gestión económica moderna que garantice nuestra sostenibilidad, nuestra autonomía y la consecución de nuestros objetivos principales. Y deberá lograr una gestión simplificada, que sea amable a sus usuarios, y una gestión visible, que sea accesible a los universitarios y a la sociedad. Una gestión que coloque, en definitiva, a la Universidad de Sevilla en la posición líder que su historia y su valía merecen.

Para ello, y en primer lugar, se propone la elaboración de un Plan Estratégico, junto a un plan plurianual de planificación, de acuerdo con lo establecido en el artículo 88 de la Ley Andaluza de Universidades. Estos documentos, que se desarrollarán promoviendo el mayor grado de participación y consenso, serán los instrumentos claves para la dirección y planificación de las actividades y prioridades de nuestra Universidad.

En relación con los diferentes aspectos mencionados y, concretamente, en cuanto a la gobernanza, hay que señalar que desde la restauración de la democracia en nuestro país, el sistema de gobierno de las Universidades públicas es expresión nítida del régimen de autonomía que se les reconoce, por cuanto les corresponde la elección, designación y remoción de los órganos de gobierno y representación. Asimismo, este sistema de gobierno se caracteriza por que debe asegurar la participación y representación de los distintos sectores que integran la comunidad universitaria. Básicamente en estos dos pilares se expresa la autonomía universitaria cuando se la relaciona con el sistema de gobierno de las Universidades, y así lo han recogido las Leyes que han regulado la materia. Con todo, ha habido diferencias en cuanto al sistema de elección y designación de los órganos de gobierno y de las reglas sobre la representación de los distintos sectores de la comunidad universitaria en dichos órganos a lo largo de las tres últimas décadas.

La primera ley democrática, la Ley Orgánica de Reforma Universitaria (1983), estableció que la elección de los representantes de los distintos sectores de la comunidad universitaria en los órganos colegiados de gobierno se realizara mediante sufragio universal, libre, igual, directo y secreto, mientras que para los órganos unipersonales (rector, decanos, directores de Escuelas, de Departamentos y de Institutos universitarios) el mecanismo de elección era indirecto, al corresponder la elección al órgano colegiado de representación del ámbito respectivo. En este sentido, la elección del rector se atribuía al claustro universitario, al ser el máximo órgano de representación de la comunidad universitaria.

La Ley Orgánica de Universidades (2001), con bastante contestación por parte de la comunidad universitaria, cambió las reglas respecto al sistema de elección de los órganos de gobierno y representación unipersonales: para el caso del rector impuso su elección mediante sufragio universal ponderado, eliminando la competencia que hasta ese momento había tenido el claustro universitario; para el resto de órganos de gobierno y representación unipersonales, deslegalizó la materia remitiendo a los estatutos la decisión.

El posterior cambio del Gobierno trajo consigo la modificación de la Ley Orgánica de Universidades (2007) estableciendo que serían las universidades quienes decidieran en sus estatutos el sistema de elección del rector entre dos opciones: directamente por sufragio universal ponderado, o de manera indirecta por el Claustro; pero en cualquier caso por la comunidad universitaria.

Durante el período 2012-2015, el actual Gobierno de España encargó un Informe a un grupo de expertos que reflexionaron sobre este tema y propusieron una serie de recomendaciones para un nuevo sistema de gobierno universitario. El Informe de los expertos recomendó un cambio profundo en el modelo de gobernanza, que llevó incluso a cuestionar por algunos de sus miembros su posible inconstitucionalidad. Se propone una mayor presencia en los órganos colegiados de gobierno de representantes externos a la universidad y una mayor profesionalización de las tareas de gestión; y en particular, que la elección del rector se atribuyera al denominado Consejo de la Universidad, órgano que sustituiría a los actuales Consejo de Gobierno y Consejo Social y en el que solo un 50% de sus miembros serían elegidos por el Claustro y entre la comunidad universitaria. Sin embargo, el Gobierno de la Nación no ha materializado en esta legislatura un proyecto de reforma legal en tal dirección.

En la Universidad de Sevilla el sistema de gobierno ha estado presidido, como no podría ser de otro modo, por el marco legal de referencia. Si nos centramos en el sistema de elección de sus órganos de gobierno, y descontado que la elección y designación corresponde a la comunidad universitaria, el sistema de elección elegido para sus órganos unipersonales de gobierno y representación ha recaído en los órganos colegiados del ámbito respectivo. Esta regla sólo ha tenido la excepción del rector, por cuanto la Ley Orgánica de Universidades (2001) impuso su elección por sufragio universal ponderado y así se recogió, por imperativo legal, en el Estatuto de 2003. Tras la modificación operada en la Ley Orgánica en 2007, el Claustro de la Universidad de Sevilla decidió (por 186 votos a favor, 39 en contra y 24 en blanco) volver al sistema de elección del rector por el Claustro y así se recoge en nuestro Estatuto vigente (modificado en 2008).

El procedimiento de elección del rector en nuestra Universidad volvió a ser tema de discusión desde 2012, existiendo actualmente dos iniciativas de reforma estatutaria que afectan al sistema de gobierno, en particular al sistema de elección del rector: la presentada por un grupo de 124 claustrales y la propiciada por el Consejo de Gobierno. Desgraciadamente esta iniciativa de reforma estatuaria, aunque iniciada y avanzada en su desarrollo, no se ha concluido.

Sin perjuicio de que la iniciativa de reforma debe culminarse, y el debate sobre el sistema de elección del rector debe celebrarse cuanto antes, entiendo que el peligro existente y real más grave que la Universidad tiene en este tema es la posibilidad de que el rector no sea elegido democráticamente por la comunidad universitaria. En tal sentido, mi posicionamiento es claro: sólo apoyo un sistema de gobernanza que mantenga este principio sobre el que recae, a mi entender, la verdadera autonomía universitaria.

Desde esta convicción profunda, es preciso abordar definitivamente este tema en la Universidad de Sevilla, y resolver esta cuestión con el mayor consenso posible. Con este fin, se propone en este programa abordar las decisiones sobre la gobernanza en nuestra Universidad conforme a unos postulados materiales y estableciendo una hoja de ruta cierta y acotada en el tiempo. Y así, la decisión sobre el modelo de gobierno y el sistema de elección del rector debe estar presidida por el respeto escrupuloso a las normas que democráticamente nos hemos dado y por la celebración de sesiones de debates abiertos y extensos que terminen con una votación de propuestas completas para su envío a la Comisión de Proyectos Normativos, que deberá realizar el tratamiento y desarrollo oportuno, y que deben culminar con la aprobación de la reforma por el Claustro.

En cuanto a la hoja de ruta, se propone iniciar los debates en sesiones del Claustro a mediados de febrero, que culminen con la aprobación de una propuesta que pueda remitirse a la Comisión de Proyectos Normativos para su tratamiento en abril, y que tras el desarrollo de los trámites establecidos pueda llevarse para votación al Claustro en mayo de 2016. Este calendario permitiría remitir la reforma estatutaria a la Junta de Andalucía en plazo para que pudiera estar aprobada antes del final del presente curso 2015-2016.

Adicionalmente, se propone realizar también una reflexión general sobre las diferentes formas de elección de todos los órganos unipersonales de gobierno y representación, esto es, de los decanos y directores de centro y directores de departamentos e institutos universitarios. Y es muy conveniente también realizar una reflexión sobre el grado de participación de los miembros de la comunidad universitaria en los procesos de toma de decisiones, incluidos los procesos electorales, que promueva la creación de medidas para aumentar ésta en los casos en los que se detecte necesidad de mejora.

Finalmente, se propone racionalizar y simplificar los procesos electorales y las elecciones parciales, así como los procedimientos de cobertura de vacantes a través de suplentes o de utilización de listas de las candidaturas y estudiar la incorporación en nuestro sistema electoral y de toma de decisiones de los órganos colegiados del voto electrónico.

En relación con la gestión y planificación económica, una universidad del siglo XXI debe contar con una organización moderna y eficiente, que le permita alejarse de estructuras organizativas ancladas en el pasado. Es necesario dotar a nuestra Institución de una organización más flexible, lo que implica capacitarla para adaptarse a los cambios del entorno, así como más preparada para lograr una captación, asignación y redistribución de recursos que permita su apalancamiento y que repercuta directamente en facilitar a las personas, eje esencial de esta propuesta, el desarrollo de su labor. En definitiva, una organización cuyos procesos organizativos tengan como función facilitar las tareas de la comunidad universitaria, a la vez que persigan la mayor racionalización del gasto.

Para ello, es fundamental contar con un modelo de financiación estable, dentro del marco andaluz, que posibilite desarrollar planes de futuro para la Universidad de Sevilla. Ésta es y debe ser una reivindicación prioritaria.

Junto a ello, debemos ser proactivos en el planteamiento y búsqueda de nuevas y modernas alternativas de financiación que permitan incrementar nuestros recursos. Actuaciones ligadas, entre otras, a las Cátedras de Empresas, a la Editorial US, a la explotación de la marca Universidad de Sevilla (US), así como a distintas alternativas y alianzas con instituciones públicas y privadas, deben ser estudiadas e incorporadas. De igual modo, debe ser analizado y actualizado el papel de las fundaciones y asociaciones como FIUS, AICIA o FIDETIA en la captación y asignación de estos recursos.

Un elemento clave en la búsqueda y logro de nuevas alternativas financieras es la reputación, tanto en el plano nacional como internacional. En ello, juega un papel prioritario la herramienta de los rankings universitarios.

Somos conscientes de que este propósito está lejos de ser una tarea sencilla: el tamaño de nuestra Institución, no sólo por su número de estudiantes, profesores y personal de administración y servicios, sino por la importante cantidad de centros y unidades organizativas que lo componen, así como el conjunto de ‘rutinas organizativas’ que llevan muchos años incrustadas en el funcionamiento diario, dificultan esta necesaria evolución. A todo ello hay que sumarle que este proceso de modernización debe estar siempre bajo los principios de autonomía universitaria y suficiencia financiera, en un contexto económico como el actual sujeto a importantes restricciones e incertidumbres. Pero entendemos que este es un reto imprescindible para conseguir la Universidad moderna y de futuro en la que todos creemos.

El objetivo principal del Plan de Organización y Planificación Económica que desarrollaremos es realizar un diagnóstico de aquéllos aspectos organizativos de nuestra Universidad que son susceptibles de ser reestructurados, para lograr, con ello, una mejor distribución y reasignación de recursos escasos. Es necesario detectar las actuales fortalezas y debilidades de la actual gestión organizativa y económica de nuestra Universidad, como base diagnóstica que nos permita avanzar hacia el futuro. A partir de este diagnóstico general, y en consonancia con el pensamiento y aprobación de la comunidad universitaria, se propondrán las diferentes acciones de mejora enfocadas en alcanzar los objetivos propuestos.

En definitiva, se trata de trabajar en nuevas propuestas organizativas que permitan desarrollar planes de futuro para nuestra institución que repercutan tanto en la docencia y en la investigación, como en los diferentes campus que integran nuestra institución, así como elaborar un plan de sostenibilidad económica que persiga una racionalización de los gastos y una mayor optimización de los recursos existentes.

Esta área de gobierno nace con una naturaleza puramente transversal, ya que necesita e implica a todas y cada una de las distintas áreas funcionales y de gestión que conforman la Universidad. No obstante, hay dos tipos de recursos en los que recaerá principalmente su actividad: los recursos económicos y la gestión necesaria de la información, ambos esenciales, obviamente junto a las personas, para que las organizaciones modernas funcionen. Ello hace que mantenga una conexión permanente con Gerencia, encargada de la elaboración del presupuesto de la Universidad y de la gestión diaria de los recursos económicos, y con el área de gobierno en la que se cohesionan y coordinan los instrumentos modernos para la gestión de la información.

En relación con los Espacios e Instalaciones universitarias, en la última década, las infraestructuras de la Universidad de Sevilla han experimentado un gran impulso, adaptándose progresivamente a las necesidades de la docencia, la investigación y la transferencia del siglo XXI. No obstante, aun a pesar de los grandes avances realizados, existe un conjunto claro de necesidades que es preciso abordar de forma inexorable, desde una planificación sensata y austera, para culminar el proyecto de transformación de nuestras infraestructuras, atendiendo tanto a dichas necesidades como a la proyección de las mismas en años venideros.

Para conseguir dicho objetivo, será preciso realizar un estudio detallado, que permita, por una parte, actualizar cuáles son las necesidades más acuciantes, con la ayuda de todos los sectores de la Comunidad Universitaria, y por otra, elaborar una Planificación Plurianual de Infraestructuras, prestando especial atención a aquellas situaciones que han quedado pendientes en anteriores planificaciones plurianuales (Escuela Politécnica Superior, Farmacia, Ingeniería Agronómica, Medicina, Campus de Humanidades o Arquitectura e Ingeniería de Edificación).

Ligado a lo anterior está la necesidad de conseguir recursos financieros suficientes para poder acometer la mencionada Planificación Plurianual. En este sentido resulta imprescindible que la Junta de Andalucía despliegue, de forma inmediata, un nuevo Plan Plurianual de Infraestructuras para el Sistema Universitario Andaluz. Pero también es preciso que la Universidad de Sevilla avance en la búsqueda de recursos adicionales de financiación. Así, actuaciones como la puesta en valor de los terrenos urbanizables en los que actualmente se asienta la Escuela Politécnica Superior o la negociación con el Servicio Andaluz de Salud en relación a espacios que son colindantes, pueden contribuir a alcanzar dicho objetivo.

Es preciso también que la necesaria modernización en los procedimientos de gestión interna de la Universidad se extienda al ámbito de las infraestructuras, facilitando la solicitud de necesidades y actuaciones por parte de los Centros y Departamentos. De igual modo es necesario revisar la estructura de nuestros servicios, para adaptarlos a los requerimientos actuales, en los que es preciso contar con perfiles de elevada cualificación técnica.

Adicionalmente, la gran cantidad de edificios, instalaciones, y equipamientos de nuestra Universidad, requiere también de un cuidadoso y constante mantenimiento, para conseguir su operatividad a lo largo del tiempo y la modernización sostenida de los mismos, incidiendo especialmente en aquellos aspectos como la Eficiencia Energética o la Sostenibilidad Medioambiental.

Por último, y dado que es una de las funciones que tiene encomendada la Universidad, no podemos dejar de mencionar la especial atención al cuidado y mejora de nuestras infraestructuras patrimoniales, que en el caso de la Universidad de Sevilla, con más de 500 años de historia, tienen un singular valor.

Otro asunto esencial en los ámbitos relacionados con los espacios e instalaciones universitarias, es el conjunto de servicios digitales que prestan las universidades. Las Tecnologías de la Información y las comunicaciones (TICs) se han convertido en un elemento clave en la universidad actual, siendo imprescindibles para el desarrollo de sus funciones docentes e investigadores y resultando esenciales en sus procesos de gobernanza.

Dado que las TICs se han hecho omnipresentes en los distintos aspectos de la vida universitaria, es preciso que la Universidad de Sevilla de pasos claros hacia su digitalización, abordando retos como la simplificación, la integración de la multitud de aplicaciones existentes, así como de la información que generan los distintos procesos de docencia, investigación y transferencia, y de gestión, todo ello primando un enfoque centrado en usuario.

Aspectos como la seguridad, el avance hacia una administración electrónica global o la mejora de los servicios prestados a los investigadores, han de marcar el futuro próximo, todo ello sin olvidar la imprescindible actualización y mejora de nuestro catálogo de servicios y recursos, en un entorno de rápido cambio tecnológico. Por último, y en relación al uso de las TICs como herramienta docente, es preciso potenciar la formación del profesorado y del alumnado en estos campos, así como la elaboración de contenidos digitales de alta calidad.

En cuanto a la Comunicación y la imagen que mostramos, estoy convencido de que no puede construirse una Universidad de calidad y excelencia, si no somos capaces de comunicar con excelencia y calidad nuestros proyectos y actividades. La comunicación es un deber de toda administración pública, pero también una necesidad para el logro de sus fines institucionales y sociales. Mucho más para la Universidad, que tiene como una de sus misiones fundamentales la búsqueda y la transmisión del conocimiento.

La comunicación debe estar integrada dentro de la estrategia institucional, convirtiéndola en una herramienta transversal que facilite las relaciones de la Universidad de Sevilla con su entorno general. Debe estar al servicio del cumplimiento de la misión de la Universidad de Sevilla, en sus facetas de formación, investigación, transferencia de conocimiento y difusión de la cultura. Debe también cumplir con el deber de información y transparencia de toda institución pública, y responder a las exigencias de transparencia y buen gobierno en un nuevo contexto económico y social, en el que las instituciones valen por su prestigio y reconocimiento social y por la imagen que proyectan. Finalmente, debe potenciar las señas de identidad común propia y diferenciadora de la Universidad de Sevilla tanto en el plano nacional como en el internacional, y fomentar la identificación del conjunto de la comunidad universitaria con su institución y el sentido de pertenencia.

Para desarrollar este objetivo, el proyecto que presento se desglosa en tres grandes áreas de actuación. En primer lugar, debemos desarrollar un plan renovado de comunicación institucional que, alineado con el Plan Estratégico de la Universidad de Sevilla, sea coherente, amplio y sostenido en el tiempo. Este plan contará la realidad de la Universidad de Sevilla en todas sus facetas y su impacto en el desarrollo social, propiciando la interacción y el diálogo con todos los públicos externos e internos. Será por tanto un plan orientado tanto al exterior (a la comunidad académica y científica nacional e internacional y a la sociedad en su conjunto), para que éstos perciban con mayor nitidez y cercanía nuestra potente actividad académica e investigadora; como a la comunidad universitaria (profesores, investigadores, estudiantes, personal de administración y servicios), con el objetivo de reforzar la comunicación interna y fomentar la identificación del conjunto de la comunidad universitaria con su institución.

En segundo lugar, es el momento de optimizar la gestión y el uso de los canales y medios de difusión e información, internos y externos. Por un lado, se hace necesario centralizar y reforzar la Dirección de Comunicación, integrando en ella a los distintos servicios de la Universidad de Sevilla responsables de la comunicación e información a usuarios. Por otro, debemos mejorar las herramientas de comunicación, elaborando un nuevo Manual de Identidad Corporativa adaptado a los tiempos, y mejorando el uso de los canales de comunicación, tanto los tradicionales como los digitales, con especial hincapié en las redes sociales.

En tercer lugar, debemos impulsar la difusión nacional e internacional de la imagen de la Universidad de Sevilla, proyectando una imagen de prestigio y de vanguardia, de institución histórica, pero adaptada a su tiempo y vinculada al conocimiento y progreso económico, social y cultural; protagonista de los avances que cambiarán la vida de la ciudadanos en las próximas décadas.

Finalmente, y en relación recíproca con el apartado anterior, la Universidad debe ser ágil y sensible dando respuesta a la petición de la información pública de nuestras actuaciones por parte de la sociedad, en general, y de los miembros de nuestra comunidad, en particular. Para ello, se valorará el servicio actual disponible en nuestro Portal de Transparencia, de acuerdo con lo establecido en las vigentes leyes nacionales y autonómicas de transparencia: Ley nacional 19/2013 de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, y Ley andaluza 1/2014 de transparencia pública de Andalucía. Ello debe considerarse un control beneficioso que ayudará al ajuste de nuestras actuaciones de acuerdo a los principios de eficacia, austeridad, imparcialidad y, sobre todo, de responsabilidad. Adicionalmente, y continuando con el mismo propósito, el proyecto extenderá su ámbito de aplicación desde lo contenido en las leyes al desarrollo de medidas y acciones adicionales que mejoren este aspecto fundamental. El conjunto de todas estas actuaciones deberá aumentar y mejorar nuestra Responsabilidad Social y permitirá un mayor conocimiento de la valoración del impacto de nuestras decisiones en la sociedad.